No todo en las aventuras son risas y tesoros ocultos.
El día domingo caminaba por las calles de Toluca, cerca del CU, cuando dos tipos armados nos dieron baje a Sara y a mi con nuestros celulares y mi cartera. Afortunadamente solo fueron perdidas materiales, pero igual que pinche injusto. De cualquier manera, no puedo dejar de verlos como víctimas de una sociedad que relega a la pobreza a casi la mitad de la población. Eso no quita que se pasaron de verga.
Los alrededores de CU son bastante tranquilos, al menos en domingo, pero el transporte escasea en horas tempranas.
Regresé a hablar con Diana. Eso fue ayer, y desde que volvimos a hablar, se peleo con su papá, hiperventiló, subio repentinamente de peso y fue incapaz de peinarse. Ya digo yo que no trae nada bueno juntarse con pendejos como yo.
Un saludo, y espero verlos en la Grieta del Invocador.
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